lunes, 8 de julio de 2013

Tu sonrisa. Tu mirada. Tus caricias. Tu olor. Tu inteligencia. Tu risa. Tu originalidad. Tu sentido del humor. TÚ.

Hoy se ha acabado tu ciclo. Se ha acabado tu ciclo en esta tierra. Sólo aquí. Porque algo grande ha empezado para ti. Algo mejor. Se ha ido el dolor. Se ha ido el sufrimiento. Llévate mis lágrimas contigo. Cuando llore, seca mis lágrimas en silencio con un suspiro. Porque son lágrimas de amor por ti y son todas tuyas.
Sé que hay algo más allá. Sé que nunca te dije suficientes veces que te quiero. Sé que todo lo que te dije al oído y te grité en el hospital, lo has escuchado. Todo. Lo veía en tu rostro. Sabes que te adoro. Sabes que siempre te tendré conmigo. Y te necesito en mi vida, de una manera u otra. Tú descansa en paz en ese paraíso que nadie conoce y que es mejor que cualquier sentimiento que habita este mundo...Que allí nos veremos. Tú serás mi guía. Y disculpa si muchas veces te llamo y te pido ayuda. Es que te necesito más de lo que nunca he sabido. Te llamaré muchas veces. No te molestes, sólo escúchame, ¿vale?

Te echaré de menos en vida. Te tendré siempre conmigo y en mi corazón.

Gracias.

Ese banco que siempre recordará mi dolor

Estoy sentada en un banco de calle blanco, de esos que han puesto en el interior de algunos pasillos del Hospital Clínico. Casi intentan quitarte la sensación de que estás en un edificio lleno de dolor, angustia, rehabilitación, muerte y vida. Sobre todo, lleno de lo primero.

Ni estos bancos blancos como el marfil, ni las pequeñas plantas que los rodean me quitan esta amarga sensación del cuerpo. Todas estas relucientes paredes pintadas de blanco, dan la sensación de la más inmaculada de las purezas. Pero para mí, en estos momentos están teñidas de un blanco más bien vacío. De esos que tienen tal profundidad que agobia. Abruma.

Veo pasar celadores arriba y abajo, paseando gente animada, habladora. Otros pasean a gente medio convaleciente, que la parte más empática de ti desea que esté bien, y la parte más egoísta desea que al menos, y antes que nadie, sea tu gente la que esté bien y, si te sobran deseos de salud, ya pueden empezar a repartirse hacia los demás. Otros celadores llevan camillas totalmente vacías. No precisamente nuevas. Pero está claro que estas no dejarán de ver pasar gente nueva mes a mes.

Él es una persona que me ha hecho sentir, que me ha hecho dudar, reír, pensar, ponerme nerviosa, sentir…sentir muchas cosas…y ahora, es la primera vez que me hace llorar. Imbécil. Un hombre que se precie no hace llorar a las mujeres. Te debería dar vergüenza. Me debes muchas cosas y si te mueres no podrás dármelas nunca. Eres un egoísta. NO TE VAYAS. Sabes que conmigo, tendrás fisioterapia gratis de por vida, estudiaré más sobre tu enfermedad para ser la mejor del mundo, aunque, con ser la mejor para ti me bastaría. ¿Y quién se va a encargar de aquellas fotos que me prometió? ¿Eh? ¿Quién verá conmigo en streaming los Oscar para intentar adivinar los ganadores? ¿Quién paseará conmigo por las ramblas haciéndome descubrir nuevos detalles de una ciudad muy vista para mí pero, por lo que parece, poco conocida? Tengo tantos momentos en la mente contigo, momentos en los que el corazón me latía a mil por hora, momentos de risas incontables, momentos de miradas infinitas. Ahora, tus ojos profundamente negros miran al vacío. A veces, parecen mirarme, y quiero que me cuenten cosas, como lo hacían antaño. Por favor, vuelve con nosotros. No me hagas llorar más… el corazón ya me ha dolido suficiente. Por favor, ten piedad, quédate. Quiero volver a tocar tus manos, quiero volver a abrazarte, quiero volver a amar la vida y todas sus pequeñas cosas, contigo. Quiero que me cuentes lo que has soñado. Lo que te hace sufrir. Tus reseñas de la película. Tus reflexiones estúpidamente interesantes sobre la vida. Quiero que estés conmigo. Por favor, Yosi…ya sé que ya nadie te llama así pero para mí…eres mi Yosi. Por favor, quédate.


Joder, vaya cumpleaños que me estás dando. Yo no quiero ni balnearios, ni dinero, ni regalos materiales. Quiero que vuelvas. Quiero que existan los milagros, y que exista uno contigo. Quiero que me hagas creer que por una vez, los milagros existen. No me hagas ver la muerte por segunda vez en un mes, ¡maldita sea! Te quiero. ¿Quiero a poca gente, sabes? No sé si llega a 15 o 20 personas. Parecerá mucho, pero conociendo a cientos a lo largo de la vida…Y a ti te quiero. No te vayas, por favor…por favor….por favor, te lo suplico….

06/07/2013

viernes, 31 de mayo de 2013

Entender y Conquistar

Arrópame en tus sueños.

Dicen que los héroes todo lo pueden, que sus temores son las conquistas del mañana, que no hay hombre valiente sin miedos presentes porque la valentía carece de mérito si nada temes perder. Creo que es verdad.

Aparta tus ojos de mí. ¡No me mires!

Ella sólo abría la boca para dibujar cosas que no necesitaba ver pero, al fin y al cabo, era mejor eso que el silencio que había ido regalando durante largos y pesados meses. O eso creía.

Deja de hablarme así.

No dejaré morir una ilusión por lo que los demás hayan querido que yo vea. Y esto ni siquiera es una batalla, es un camino. No hay ganador. No hay perdedor. Estúpidamente pasará eso que no quiero ver. No hay cobijo en este mundo para un alma herida. No hay sueño en esta Tierra que no se pueda cumplir. ¿Seguro? Sí que los hay, los que no están creados para mí. Pero siempre, siempre los hay mejores. Lo sé. Los he visto. Sólo perdemos aquello que no debimos tener, sólo ganamos aquello que a veces pedimos, y algo más que nos da el cielo.

Sigo teniendo miedo.

No podía faltar a esa cita. Ellas me esperaban y no hubiera sido justo fallar. El tiempo de los demás es tan importante como el tuyo propio. Procura no sacrificarlo, intenta disfrutarlo, aunque seas esa arena que el aire y los rayos del Sol no tocan. Eso me decía a mí misma mientras caminaba bajo esas luces de neón que todo lo iluminaban. Menos a mí.

Recuerda; no es útil pegar a una pared.

Ama libremente. Te amo libre. Me alegro de que así vaya a ser. Lo sé...Tengo cosas pero no las veo.

Se prohíbe...se prohíbe...se prohíbe...y será seriamente castigada. 

No. Esta vez no hay justicia. Aquí no. Cuida tu salud, fortalece la relación familiar, sé humilde, cuida la higiene, sé claro y preciso en tus comportamientos, sé prudente, anula todo rencor, no firmes cualquier cosa. Sólo obtendrás lo que siembres. Sólo obtendrás lo que siembres. Ni falsas promesas, ni engaños, ni envidias...vive tus experiencias con tranquilidad.

El cangrejo construye su casa pero no tiene tiempo de ponerle techo.

Que nada se pare. No hay tiempo. Cuesta arriba. Todo cuesta arriba para luchar contra la holgazanería y los miedos. Es un libro dorado que no escribe todo el mundo, que no todo el mundo puede escribir. Habrá aportación de decenas, quizá cientos de personas, pero no se darán cuenta de ello. Y eso es lo más gracioso. Es muy importante. Es muy importante la verdad, la superación, el dolor, el abatimiento y la lucha. Es un horror. Y es precioso. Es quedarte sin aliento, perder las bocanadas de aire y...cuando ya no ves, respirar de nuevo con un aire que parece tener sabor. Sabor a algo aún lejano a eso que que no quiero que sea y que quiero que sí tenga. Hora, tras hora, tras hora...

Tranquilidad. Serás libre. Ellos te miman.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Sólo eso. Una más.

Una hora puede cambiarlo todo para siempre. Una hora puede salvarte la vida. Una hora puede hacerte cambiar de opinión. Para algunos, una hora puede no ser nada. Para otros, una hora supone una gran diferencia. Pero a fin de cuentas es solamente una hora. Una de tantas. De tantas más por llegar.

60 minutos. 3600 segundos. Sólo eso. Y vuelta a empezar. Pero quién sabe...qué nos deparará la próxima.


viernes, 17 de mayo de 2013

A contracorriente

Una vez fui a pescar en un río que nunca pensé encontrar. Era un lugar acogedor, con brumas y niebla pero, olía a esperanza y a mar. Pesqué sin pescar. Logré sin buscar. Me recogí la falda del blanco vestido e hice un nudo con ella en mi cintura para evitar mojar las blancas telas. Introduje mis pies en el agua, fría, casi cortante. Avancé pocos metros. Me sentí en medio de una corriente desconocida pero que agradablemente refrescaba mi cuerpo. Puse mis manos en el agua, sin querer atrapar nada, sólo sentir entre mis dedos esa sensación desconocida hasta entonces. En ese río vi nadar espejismos, los cogí por un momento, notando su sensación agridulce. Los cogí y los dejé ir. Pero, en ese instante, acariciando mis dedos se quedó un hermoso pez. Daba vueltas a mi alrededor, bailaba con mis manos, sinuoso, ágil, acariciaba mis muñecas provocándome agradables cosquillas.

Algo se apoderó de mí. Algo nuevo y diferente. En la orilla del río dejé mi inocencia, en la otra ribera dejé las lágrimas que tenía guardadas en un paño de plata. Ese pez, de un color nunca antes descrito, acarició mis tobillos, emanó un brillo de sus aletas, un fulgor que le transformó en un nuevo aire que respirar. Ese destello no daba miedo, ese aire era puro cielo. Entonces me vi capaz de todo. Cogí de ese agua, con mis manos desnudas, las ilusiones y los deseos, las canciones y todos los "peros", y volé muy muy alto.
Crucé el cielo con alas diáfanas, reteniendo en mi corazón la efigie de la vida que mis ojos pintaban. Esas imágenes se marcaban en mi alma, grabándose a fuego en la piedra más fría y castigada. Volé, incansable, hasta la luna más bella y no fue hasta entonces cuando me di cuenta de que estaba ciega. Se me paró la respiración. Creí morir por un momento. Cerré los ojos para no temer al abismo y, al cerrarlos, apareció la realidad ante mis pupilas. Lloré. Incansablemente lloré largas horas hasta que no me quedaron fuerzas.


Ahora sigo caminando río arriba, dañando mis pies remontando el camino y notando bajo mis pies las rocas, hiriendo mi piel con las ramas rotas que viajan en esa corriente. Sólo disfruto el camino, con una sonrisa quebrada, con lágrimas secas en mis mejillas.
No hay duda...Acabé con las alas rotas. Mis manos acarician el agua que ya conocía y estoy buscando, en cada paso, el paraíso.

martes, 14 de mayo de 2013

Una voz para el corazón abandonado

Ojos dulces, recuerda siempre esto que te diré: Cuando tengas ganas de llorar, coge esa caja que está en el desván, ábrela y mira lo que hay dentro, porque esos secretos mejores guardados son los que deben guiarte en la vida que está por llegar. Porque todo es posible. Porque todo es mágico. Porque todo puede ocurrir.


He visto llorar a la alegría.
He visto sufrir a la felicidad.
He visto las piedras sangrar.
He visto al perdón condenar.
He visto a la tregua mostrar porfía.
He visto agonía en la serenidad.
He visto desesperanzado al amor.
He visto detestar al aprecio.
He visto pasividad en el rostro de la emoción.
He visto al fuego sintiendo frío.
He visto perder al valor.
He visto morir los sueños.

Y no sólo eso. Hay más. Muchísimo más. ¿No me crees?

He visto a la envidia compartir.
He visto a la tristeza sonreír.
He visto al sufrimiento regocijarse.
He visto a la batalla encontrando paz.
He visto tranquilidad en la amargura.
He visto reír al miedo.
He visto al inconsolable calmarse y ser feliz.
He visto al abatido resurgir.
He visto al desconsolado entusiasmarse.
He visto al castigo compadecer.
He visto conmocionarse al insensible.
He visto al engaño decir verdades.
He visto al odio amando.

Hay tantas cosas por ver que si aún no las hemos sentido, nos parece inalcanzables. Ahora, aquí mismo, mientras me lees, sé del cierto que hay cosas que amarás que no sabes ni que existen todavía. ¿No crees que es algo...casi mágico? Querrás lo que ahora no echas de menos, te abrigará el calor de algo que ni imaginas.
Recuerdo notar cómo mi corazón se detuvo por un instante atesorando la ilusión del momento. Recuerdo ver mis ojos brillando por sentir cumplidos los deseos. Y ¿sabes qué? He amado los besos y he besado al amor. Y esto, mi vida, es lo mejor que me ha pasado nunca.

Y aquí confieso que, esa caja del desván, guardaba dentro otra más pequeña que con mis dos manos ahora cojo abrazándome a ella. Esa caja está en mi pecho, dentro de mi corazón, regalando a mis memorias todo lo que tuve y atesoraré. En esa cajita hay madrugadas que bañé de hermosas palabras, hay lágrimas de felicidad, hay risas que crecieron de entre el dolor.

Es todo lo que en la vida guardé. Mi único testamento. Si el mundo acaba, si mi mundo acaba.., tengo la tranquilidad de haber vivido.

Luces tenues

Son muchos los días que llevo soñando con la Luna y el Sol. Son muchas las veces que desde la ventana he imaginado que algo me impulsaría a cambiar; saltar y pisar un nuevo suelo que me llevaría lejos, a lugares donde la mente no ha podido llegar y que los sueños no han logrado alcanzar. Sigo hablando con el silencio, eterno acompañante, sobre esas palabras no descritas, sobre amores no vividos, sobre miedos enamorados del valor.

Bajo esa manta de lino imagino historias no vividas sobre caballeros y princesas, sobre luchas y victorias, castillos que casi tocan el cielo, bosques densos, frescos, que huelen a rocío y armonía, caudalosos ríos con pequeñas vidas nadando a contracorriente...Un mundo sin mí. Cierro los ojos, e imagino como una niña que esa es la realidad y mi realidad es la ficción.

Cierra los ojos fuertemente, cándido corazón, a ver si alguna vez al abrirlos, por casualidad, todo ha cambiado. Mientras eso no ocurra, estas sábanas te darán el cobijo que necesitas. Duerme en este mundo, y sueña para siempre. Porque los sueños...jamás te los podrán robar.